Escribo esto después de haber participado en la intervención a Guadalajara en bicicleta, que consistió en ir dejando caer sobre la calle un chorrito de pintura, a base de agua, para marcar el camino que deben de seguir las bicicletas por la calle. Esto era con el fin de hacer conciencia en la sociedad y pedir que se respete a los ciclistas y tengamos espacios destinados para transportarnos por medio de la bicicleta.
Soy culpable de querer una ciudad que incluya a todos, que este pensada para todos y no solo para los automóviles.
Soy culpable de participar en una propuesta pacifica.
Soy culpable de no quedarme con los brazos cruzados y hacer algo por mi ciudad.
Soy culpable de tener una ideología que me mueve a participar y no quedarme callado.
Soy culpable de proponer soluciones y no solo criticar.
Soy culpable de transitar las calles en bicicleta.
Por cierto, la única pintura que queda en mis manos es en mis huellas dactilares de mis dedos gordos, es la pintura que me pusieron los policías para firmar mi declaración, la pintura que utilizamos para pintar Guadalajara, ya desapareció… que irónico.
Al rato les escribo la narración de los hechos
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